ESCARABAJO COLOR CIELO PASTEL

Hace días que no lo veo, hace horas que no lo miro, siempre aterrizaba en las plantas de mi jardín, traía consigo agua para regar las polvorientas hojas de mis flores, traía consigo algo que cambiaba el paisaje tal vez serían sus alas color cielo lo que me hacía sentir que había una primavera por venir..
Un día triste me contó que habían roto su ala izquierda, un día triste sollozó diciendo que habían usurpado su zapatilla de cristal y no la encontró más, alas para el cielo, lágrimas con razón.
Así se fue acrecentando el sentimiento de pertenencia, así fue creciendo la razón de la existencia, así fui sintiendo que cada visita era un primavera, que cada hora era un minuto y que cada minuto era un segundo.
Tiempo al tiempo, las alas se recuperan, la naturaleza es sabia y a la vez implacable, hay veces que volar es mejor y que mi jardín no era el lugar, aunque yo quisiera tal vez no podría retenerlo, aunque lo atrapara no podría encancelarlo.
Un ser libre abre sus alas y con pena voltea a ver el jardín donde estuvo, donde vivió y donde nos conocimos, mi red está rota y así quisiera por el momento no puedo atraparlo, sé que lleva consigo algo de mi, algo que no podrá olvidar, tal vez imágenes, tal vez historias o tal vez un recuerdo.
A veces no puedo demostrar que puedo reparar alas, a veces puedo asustar con decisiones impertinentes, a veces suelo creer que si sus alas eran como el cielo entonces debería estar ahí y otras solo pienso que fue un ángel que me rescató de las garras del temor.
Ahora la vida es diferente, diez días no asomaré, diez días volveré para regar, para observar y para entender, quien sabe, la primavera puede terminar pero volverá a inundar mi jardín con su aroma, con su luz, con su felicidad, pueda ser que regrese en una nueva temporada, ya sea por que olvidó algo, ya sea por volver a limpiar las hojas.
Ya no lo veo, ya no lo encuentro, las estaciones pasan rápido, el escarabajo color gris sigue volando y así lleguen más alas rotas aún pienso en aquel, un escarabajo color cielo y un cielo color de pastel.
Un día triste me contó que habían roto su ala izquierda, un día triste sollozó diciendo que habían usurpado su zapatilla de cristal y no la encontró más, alas para el cielo, lágrimas con razón.
Así se fue acrecentando el sentimiento de pertenencia, así fue creciendo la razón de la existencia, así fui sintiendo que cada visita era un primavera, que cada hora era un minuto y que cada minuto era un segundo.
Tiempo al tiempo, las alas se recuperan, la naturaleza es sabia y a la vez implacable, hay veces que volar es mejor y que mi jardín no era el lugar, aunque yo quisiera tal vez no podría retenerlo, aunque lo atrapara no podría encancelarlo.
Un ser libre abre sus alas y con pena voltea a ver el jardín donde estuvo, donde vivió y donde nos conocimos, mi red está rota y así quisiera por el momento no puedo atraparlo, sé que lleva consigo algo de mi, algo que no podrá olvidar, tal vez imágenes, tal vez historias o tal vez un recuerdo.
A veces no puedo demostrar que puedo reparar alas, a veces puedo asustar con decisiones impertinentes, a veces suelo creer que si sus alas eran como el cielo entonces debería estar ahí y otras solo pienso que fue un ángel que me rescató de las garras del temor.
Ahora la vida es diferente, diez días no asomaré, diez días volveré para regar, para observar y para entender, quien sabe, la primavera puede terminar pero volverá a inundar mi jardín con su aroma, con su luz, con su felicidad, pueda ser que regrese en una nueva temporada, ya sea por que olvidó algo, ya sea por volver a limpiar las hojas.
Ya no lo veo, ya no lo encuentro, las estaciones pasan rápido, el escarabajo color gris sigue volando y así lleguen más alas rotas aún pienso en aquel, un escarabajo color cielo y un cielo color de pastel.
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