AQUEL DOMINGO

Día Domingo, solo faltan siete para bajar, claro, si es que todo sigue su curso normal; me había quedado con la rabia encerrada y algo debe afectar, divago mucho, medito demasiado, hay veces que me quedo suspendido o mejor dicho estático mirando a la nada de píxeles y es que después de todo la rabia es mi vocación.
Lo descubrí hoy por la mañana, me desperté gracias a mis amigos quienes estaban disfrutando el onomástico de uno de los tres mosqueteros, dichoso nombre el que ponemos al grupo y muy favorable si lo comparamos con el anterior “Las Sucias”, la historia es larga y no tengo ánimos de contarlo hoy.
Bueno como mencioné, las constantes llamadas de alcohol y ebriedad me empujaron de la cama dispuesto a continuar con un día mas de rutina, ya en la oficina me dispongo a leer los informes, que tedioso, pero que mejor que escuchar algo de música para poder despejar los sentidos, había olvidado mi música en mi habitación así que me atreví a escuchar la que esta almacenada en la PC, después de una tanda de canciones al estilo de “la hora del lonchecito” llegaron a mi viejos recuerdos, recuerdos que creí enterrados, recuerdos de niñez, de colegio, canciones que allá por el 90 se promocionaban en las radios de moda.
Si, que recuerdos aquellos, digamos que es el inicio de mi vocación actual, rabia, digamos que mi infancia no fue tan mala, hacía travesuras muchas y de muy mal gusto, nunca supe si fui un niño problema, creo que no, pero digamos que no me sentía completo, era tal vez algo diferente a los demás, un poco más atrevido, un poco más hiperactivo, lo cual no gustaba mucho a los compañeros de juego y de salón, los rebeldes a veces son héroes pero la mayoría son despreciables.
Siempre me movió la música, desde muy niño supe diferenciar acordes, tonos, politonales etc. etc. Pero había algo que me movía mas alla y se encontraba mas profundo que el sonido mismo, la gran debilidad de mi vida es guardar momentos y hay momentos en la vida que deseas simplemente estar fuera de este planeta y hay canciones, muchas canciones que te hacen recordar momentos, algunos gratos y otros ingratos, lo mío es más de lo segundo.
Música del 90 – 92, antes paraba sumergido en las radios para poder escuchar las nuevas canciones de grupos que ni sabía pronunciar su nombre pero al fin y al cabo me gustaban, me transportaban a recuerdos de fiestas de fin de año escolar, éramos muchos 45 por salón y 5 salones, nunca fui de los populares mas bien de los palomillas pero era muy tratable, mis sentimientos siempre eran buenos pero que puedo decir…era travieso por naturaleza.
Como es de imaginarse no tenía mucho éxito con las niñas, si, es que la verdad entre los 10 y 12 años los populares y los “guapos” son los que besan mas rápido, nunca fui uno de ellos, era medio gordito y algo resentido, tal vez mi modo de defensa, creo que siempre estuve enamorado y eso me traía problemas ya que las decepciones eran rápidas y dolorosas.
Recuerdo con una sonrisa aquella “primera vez”, yo estaba en sexto grado era 1991 y tenía 11 años, mi mamá junto con las de los demás nos habían organizado esta fiesta, hacia mucho que llevaba enamoradísimo de una compañerita de clase y esta vez estaba dispuesto a decírselo, las veces anteriores simplemente lo dejaba ahí y nunca abría la boca, pero esta vez es diferente y “es que ya tienes 11” esas cosas se tienen que decir.
La fiesta dio inicio a las siete de la noche y no miento que desde ese momento estuve ideando la forma de cómo decírselo, la verdad creo que ella no tenia ni la menor idea que yo existía pero Jose lo tenia que intentar pero no de la manera tradicional, siempre fui muy exagerado para expresar y decirlo todo, tenía que ser algo especial pero no se me ocurría nada. En vista que las 10 se acercaba y la fiesta terminada opté por la idea de un amigo --¡sácala a bailar y le dices!--. Que fácil sonaba, me acerqué muchas veces pero retrocedía, era un cobarde y por que no, hasta ahora lo soy.
La ultima canción de la noche, justamente una de mis preferidas en aquella época, no diré el nombre de la canción ni del grupo ya que a estas alturas es algo vergonzoso, me arme de valor y me acerco, era el momento preciso y la canción precisa no faltaba nada más recuerdo que estuve casi a 30 centímetros de ella, tenía una pequeña mancha de salsa de tomate en la boca y fue el momento, el instante……..la invité a bailar: --Hola!..¿Quieres bailar conmigo? -- ¿contigo?, ajjjjj, no gordo feo y malcriado!--.
Fue el inicio, como si hubieran despertado a un monstruo, para completar la faena, la fiesta había estado tan buena que las mamas autorizaron que esta se prolongue hasta la media noche, hora prohibida para estudiantes de sexto grado pero como pasábamos a secundaria…en fin, nada puede salir peor, me moría por dentro, mis amigos me abandonaron es ahí donde inicio el camino en solitario, tenía los ojos inundados y estaba en un rincón de la fiesta mirando con odio y con desprecio a esa chica, a esos chicos a todos, me percate que por alguna u otra razón los movimientos de todos eran los mismos, se veían como un rebaño de ovejas, risas por un lado, carcajadas por otro, una pelea delante mío y no me inmuté solo atine a pegarle una patada al que estaba en el piso, entre por la pista de baile pateando las canillas de todos, empujando a la gente y provocando mas de un disgusto, el resentimiento yo todo el dolor se habían apoderado de mi, una risa sarcástica se dibujaba en mi rostro, esa fue la primera presentación de un alter ego que poco a poco ha crecido conmigo.
Así pasaron los días, los meses y como dije anteriormente, los sueños, la misma historia se repetía en cada fiesta de fin de año escolar, luego paso de fiestas de escuelas al derby, al jockey, reuniones de amigos, fiestas en casas, la historia terminaba siendo la misma, es en esa pequeña interfase cuando este pequeño ser lleno de odio y decepción nota que el era diferente, que cada canción que escuchaba en estos lugares solo hacía que aflore lo peor de el, no quería ser parte de un rebaño y es que se veían tan estúpidos todos haciendo el mismo paso, solo movían los hombros, pareciera que estuvieran cansados de hacer lo mismo, no aguantaba mas, la gente ríe otros cantan, otros discuten pero no veo a nadie como yo, no era mi lugar, no era mi música ya no, es la música de los demás, la de la gente, la de los “chéveres” habían robado algo muy especial para mi.
Mientras me convertía en un ermitaño fui conociendo a personas que no padecían de lo mismo pero me identifiqué mucho con ellos, siempre están en los colegios y universidades, nunca faltan y están ahí, los “freaks”, bichos raros y sucios, muchas veces temidos, nunca escuchan lo que está de moda y tienen una corriente alterna y/o contracultura que sobrevive al margen de la estupidez de los demás, en esas épocas se les llamaba “metaleros”, pero no, dentro de un grupo siempre estaba el poeta, el metalero verdadero, el punk, el hardcore, el idealista, el soñador, el sociable, el super antisocial y el loco, tal vez eso fue lo que me hizo llegar a ellos, sentía que cada una de esas personalidades alimentaban mi ser y llenaban el breve vacío que sentía.
Mis amigos, grandes amigos, poco a poco y sin darme cuenta me fui convirtiendo en un referente para ellos, no se, tal vez será que ellos necesitaban a uno mas, tal vez necesitaba ser la cabeza de algo, será que cada uno de ellos aportó algo para armar el rompecabezas de mi vida; nunca nos perdíamos una buena fiesta, si, aunque no lo crean pero era para sabotearla, para meter trago, pasar cigarros premier y cambiar de música, poco a poco me convertí en lo que muchos llaman un subte o en todo caso a esa edad, un “prospecto de subte”, ya tenía mi grupo y que mejor, yo lo lideraba.
Los tiempos pasan volando y así mi vida en ese colegio que reprimió tanto mi alma, lo inevitable se palpaba, se olía y hasta picaba, en segundo año de secundaria era un elemento no grato para el colegio, organizaba protestas en contra al maltrato del alumno, en contra del grillete de las tareas en vacaciones, en contra de la religión que siempre trataron de imponernos y en contra de la indiferencia de los maestros ante la violencia y maltrato entre alumnos, había madurado algo, ya no eran unos seis, poco a poco la gente me buscaba, nos buscaba, fácilmente podríamos llenar un salón de clases, hubieron reuniones especiales de los maestros con los padres de familia para poder frenar esta seudo anarquía se veía llegar.
Siempre había un nombre JOSE LEON, aun recuerdo a mi madre con lágrimas en los ojos y con mucha vergüenza después de cada reunión, ella era la coordinadora de padres de familia, yo era un agitador temido por el colegio, sin embargo las lágrimas de mi madre no fueron en vano, entendí que también puedo crear dolor a quien más me quiere, eso es una de las cosas que aún me reprocho, pero mis ideas siempre fueron claras, mi lucha no era en contra de ella. No pasó mucho tiempo para que mi expulsión fuera un hecho, sin embargo las cosas cambiaron y lo sé, creo que no fue en vano mi lucha y es que siempre me comprometí conmigo y con los míos.
Había tomado un rumbo, esas canciones que oía allá por el 92 no tenían punto de comparación con el punk mas crudo, patadas y empujones en algún local barranquito, podía desfogar toda mi rabia y frustración casi sin darme cuenta, aprendí que las canciones van más allá del acorde, de la politonal, del riff o del punteo, llevaban letra y ¡que letras!, nunca antes me sentí tan identificado con las canciones, llevaban mensajes sociales, de dolor, de decepción, de lucha, era lo que necesitaba aunque me sentía en parte vacío.
Allá por inicios del 99 me vi más involucrado en la razón de las cosas conocí otras músicas, otras letras, mas pausadas, más tranquilas y más comprometidas con el por qué de las cosas o mejor dicho con la razón de la existencia de seres como yo, esto trajo cierta calma cierto análisis de la vida y a su vez trajo más preguntas, por lo menos lograba mantener un equilibrio.
La paz duró poco, nuevamente conocí la rabia y el dolor de la manera más cruda e insensible, la indiferencia de las personas que quería, que amaba llegó y con ella todo empezó denuevo, recordé aquellas épocas de niño, aquellas decepciones, ese dolor tan traicionero que hace tiempo no conocía y que aún no logro eliminar, los años vuelan y ya estaba fuera de la universidad directo a enfrentar el mundo real, dicen que el trabajo dignifica el alma pero lo único que hizo fue pudrir mas mi corazón, me lleno del odio más infame que puede haber existido al ver la injusticia y vivirla en carne propia, ¡que porquería! Me ha seguido desde la niñez, pero esto es la vida misma, así como fue en el colegio también fue en el trabajo, no duraría mucho, me entregué a lecturas “rojas” a idealismos más radicales a pensamientos más tajantes y tercos pero pude sobrevivir con esto, a veces era un aliado poderoso.
Comprendí que ese ser de comportamientos extraños era una salida de todo, una explosión de dolor, ya era una persona, mas bien, otra persona, yo había tomado el control en momentos de lucidez, pero esto parecía un juego llamado Jeckill y Mr. Hyde y es que cuando uno come rabia vomita rabia, la cosa es saberla manejar.
Si, aún sigo con esta rabia, esta frustración, la conocí disfrazada de ilusión y de amor, la comprendí de forma moral y social, la controlé con la razón pero sabemos bien que esto es como un circuito, siento rabia, la rabia de la desilusión, la rabia, de la explotación, la rabia del miedo, la rabia de la cobardía, de pensar lo impensable, de hablar lo que no se debe.
La rabia mi gran vocación, mi caramelo más amargo y la bilis más ácida, el dolor mas profundo, si, las cosas graves han pasado pero ya no puedo hacer nada, ha vuelto a despertar más inclemente que nunca, me consume, me corroe, me infecta, me destruye, se ha podrido mi poesía.
Aún no hay una respuesta a lo que siento pero esta claro, esta vez la rabia cae sobre un secreto que duele, sobre el pensamiento más impuro y el deseo más ingrato, esta vez me siento un desgraciado ¿Qué me está pasando?, no puedo controlar mis impulsos y menos el sentimiento, mi corazón está dispuesto a ver nuevamente el lado amargo de la vida, pero aún no lo se, no se que es lo que puedan decir, pero bombea sangre negra llena de inconformidad, llena de dolor y confusión, y es que para mí era un secreto a voces pero darlo a conocer puede causar que otros inicien un camino tan turbio como el que hasta el momento he recorrido, no lo se.
El sentimiento se alimenta del miedo que tengo y de la confusión, tal vez solo sea eso y desaparecerá nuevamente, pero cada letra es una daga adictiva, soy adicto a la rabia, se que es mi combustible, se que es mi alimento, se que es mi vocación, pero siento que si no desaparece, esta termine por consumirme y convertirme en un ser despreciable, aún me queda algo de humanidad pero eso que me mantiene humano es tan oscuro que puede ser una causa de guerra, aun siento que hay algo mal, una parte de mi piensa que es traiciona mis ideales, la otra piensa que es algo que el destino ha puesto para que se realice, por que así fue escrito y así fue arado el camino, las cosas se dan así el conflicto es muy fuerte y quisiera partirme en dos dejando a mi alter ego lejos de esto.
No miento si digo que esta vez quiero hacerlo bien, que quiero hacer las cosas como deben de ser y alcanzar la paz, cierta paz que hace mucho me hace falta y que merezco, tal vez no lo vean así pero por lo menos quiero gritar y pensar que por lo menos lo intenté y morí en el intento aunque esto sea un arma de doble filo, esta bien, nadie sabe lo que pasará y menos los que me rodean porque esta rabia tarde o temprano terminará por consumirme hasta el momento que sea prudente decirlo.
Si, la rabia no se puede ocultar, creo que seguiré siendo el hipócrita que soy hasta saber cuanto puedo contenerla y como puedo borrarla. Esto comenzó por explicar de donde viene todo y terminara sin encontrar una razón aparente a la actual situación, en el inicio di a conocer muchos aspectos que antes no me atreví a decir ni a contar, siento que he contado solo el 5% de la rabia, hablar, hablar y hablar, pero siempre con palabras escritas, no me atrevo a decir nada y eso me deprime o en todo caso la alimenta, la convierte en algo mas fuerte pero así es la vida de alguien marcado a seguirla de la forma más difícil, alguien que se cuestiona en todo momento, me relajaré con las canciones.
Hace un momento salí a fumar un cigarro, quiero pensar que puedo decir o como es que puedo aplacarla pero no puedo, siento que me desvanezco en su inmensidad, pienso en una canción, en aquella que dio inicio a todo pero también pienso en otra, la que me puede dar la respuesta……”por que no te conocen ni te sienten”, sigo caminando en solitario.
Lo descubrí hoy por la mañana, me desperté gracias a mis amigos quienes estaban disfrutando el onomástico de uno de los tres mosqueteros, dichoso nombre el que ponemos al grupo y muy favorable si lo comparamos con el anterior “Las Sucias”, la historia es larga y no tengo ánimos de contarlo hoy.
Bueno como mencioné, las constantes llamadas de alcohol y ebriedad me empujaron de la cama dispuesto a continuar con un día mas de rutina, ya en la oficina me dispongo a leer los informes, que tedioso, pero que mejor que escuchar algo de música para poder despejar los sentidos, había olvidado mi música en mi habitación así que me atreví a escuchar la que esta almacenada en la PC, después de una tanda de canciones al estilo de “la hora del lonchecito” llegaron a mi viejos recuerdos, recuerdos que creí enterrados, recuerdos de niñez, de colegio, canciones que allá por el 90 se promocionaban en las radios de moda.
Si, que recuerdos aquellos, digamos que es el inicio de mi vocación actual, rabia, digamos que mi infancia no fue tan mala, hacía travesuras muchas y de muy mal gusto, nunca supe si fui un niño problema, creo que no, pero digamos que no me sentía completo, era tal vez algo diferente a los demás, un poco más atrevido, un poco más hiperactivo, lo cual no gustaba mucho a los compañeros de juego y de salón, los rebeldes a veces son héroes pero la mayoría son despreciables.
Siempre me movió la música, desde muy niño supe diferenciar acordes, tonos, politonales etc. etc. Pero había algo que me movía mas alla y se encontraba mas profundo que el sonido mismo, la gran debilidad de mi vida es guardar momentos y hay momentos en la vida que deseas simplemente estar fuera de este planeta y hay canciones, muchas canciones que te hacen recordar momentos, algunos gratos y otros ingratos, lo mío es más de lo segundo.
Música del 90 – 92, antes paraba sumergido en las radios para poder escuchar las nuevas canciones de grupos que ni sabía pronunciar su nombre pero al fin y al cabo me gustaban, me transportaban a recuerdos de fiestas de fin de año escolar, éramos muchos 45 por salón y 5 salones, nunca fui de los populares mas bien de los palomillas pero era muy tratable, mis sentimientos siempre eran buenos pero que puedo decir…era travieso por naturaleza.
Como es de imaginarse no tenía mucho éxito con las niñas, si, es que la verdad entre los 10 y 12 años los populares y los “guapos” son los que besan mas rápido, nunca fui uno de ellos, era medio gordito y algo resentido, tal vez mi modo de defensa, creo que siempre estuve enamorado y eso me traía problemas ya que las decepciones eran rápidas y dolorosas.
Recuerdo con una sonrisa aquella “primera vez”, yo estaba en sexto grado era 1991 y tenía 11 años, mi mamá junto con las de los demás nos habían organizado esta fiesta, hacia mucho que llevaba enamoradísimo de una compañerita de clase y esta vez estaba dispuesto a decírselo, las veces anteriores simplemente lo dejaba ahí y nunca abría la boca, pero esta vez es diferente y “es que ya tienes 11” esas cosas se tienen que decir.
La fiesta dio inicio a las siete de la noche y no miento que desde ese momento estuve ideando la forma de cómo decírselo, la verdad creo que ella no tenia ni la menor idea que yo existía pero Jose lo tenia que intentar pero no de la manera tradicional, siempre fui muy exagerado para expresar y decirlo todo, tenía que ser algo especial pero no se me ocurría nada. En vista que las 10 se acercaba y la fiesta terminada opté por la idea de un amigo --¡sácala a bailar y le dices!--. Que fácil sonaba, me acerqué muchas veces pero retrocedía, era un cobarde y por que no, hasta ahora lo soy.
La ultima canción de la noche, justamente una de mis preferidas en aquella época, no diré el nombre de la canción ni del grupo ya que a estas alturas es algo vergonzoso, me arme de valor y me acerco, era el momento preciso y la canción precisa no faltaba nada más recuerdo que estuve casi a 30 centímetros de ella, tenía una pequeña mancha de salsa de tomate en la boca y fue el momento, el instante……..la invité a bailar: --Hola!..¿Quieres bailar conmigo? -- ¿contigo?, ajjjjj, no gordo feo y malcriado!--.
Fue el inicio, como si hubieran despertado a un monstruo, para completar la faena, la fiesta había estado tan buena que las mamas autorizaron que esta se prolongue hasta la media noche, hora prohibida para estudiantes de sexto grado pero como pasábamos a secundaria…en fin, nada puede salir peor, me moría por dentro, mis amigos me abandonaron es ahí donde inicio el camino en solitario, tenía los ojos inundados y estaba en un rincón de la fiesta mirando con odio y con desprecio a esa chica, a esos chicos a todos, me percate que por alguna u otra razón los movimientos de todos eran los mismos, se veían como un rebaño de ovejas, risas por un lado, carcajadas por otro, una pelea delante mío y no me inmuté solo atine a pegarle una patada al que estaba en el piso, entre por la pista de baile pateando las canillas de todos, empujando a la gente y provocando mas de un disgusto, el resentimiento yo todo el dolor se habían apoderado de mi, una risa sarcástica se dibujaba en mi rostro, esa fue la primera presentación de un alter ego que poco a poco ha crecido conmigo.
Así pasaron los días, los meses y como dije anteriormente, los sueños, la misma historia se repetía en cada fiesta de fin de año escolar, luego paso de fiestas de escuelas al derby, al jockey, reuniones de amigos, fiestas en casas, la historia terminaba siendo la misma, es en esa pequeña interfase cuando este pequeño ser lleno de odio y decepción nota que el era diferente, que cada canción que escuchaba en estos lugares solo hacía que aflore lo peor de el, no quería ser parte de un rebaño y es que se veían tan estúpidos todos haciendo el mismo paso, solo movían los hombros, pareciera que estuvieran cansados de hacer lo mismo, no aguantaba mas, la gente ríe otros cantan, otros discuten pero no veo a nadie como yo, no era mi lugar, no era mi música ya no, es la música de los demás, la de la gente, la de los “chéveres” habían robado algo muy especial para mi.
Mientras me convertía en un ermitaño fui conociendo a personas que no padecían de lo mismo pero me identifiqué mucho con ellos, siempre están en los colegios y universidades, nunca faltan y están ahí, los “freaks”, bichos raros y sucios, muchas veces temidos, nunca escuchan lo que está de moda y tienen una corriente alterna y/o contracultura que sobrevive al margen de la estupidez de los demás, en esas épocas se les llamaba “metaleros”, pero no, dentro de un grupo siempre estaba el poeta, el metalero verdadero, el punk, el hardcore, el idealista, el soñador, el sociable, el super antisocial y el loco, tal vez eso fue lo que me hizo llegar a ellos, sentía que cada una de esas personalidades alimentaban mi ser y llenaban el breve vacío que sentía.
Mis amigos, grandes amigos, poco a poco y sin darme cuenta me fui convirtiendo en un referente para ellos, no se, tal vez será que ellos necesitaban a uno mas, tal vez necesitaba ser la cabeza de algo, será que cada uno de ellos aportó algo para armar el rompecabezas de mi vida; nunca nos perdíamos una buena fiesta, si, aunque no lo crean pero era para sabotearla, para meter trago, pasar cigarros premier y cambiar de música, poco a poco me convertí en lo que muchos llaman un subte o en todo caso a esa edad, un “prospecto de subte”, ya tenía mi grupo y que mejor, yo lo lideraba.
Los tiempos pasan volando y así mi vida en ese colegio que reprimió tanto mi alma, lo inevitable se palpaba, se olía y hasta picaba, en segundo año de secundaria era un elemento no grato para el colegio, organizaba protestas en contra al maltrato del alumno, en contra del grillete de las tareas en vacaciones, en contra de la religión que siempre trataron de imponernos y en contra de la indiferencia de los maestros ante la violencia y maltrato entre alumnos, había madurado algo, ya no eran unos seis, poco a poco la gente me buscaba, nos buscaba, fácilmente podríamos llenar un salón de clases, hubieron reuniones especiales de los maestros con los padres de familia para poder frenar esta seudo anarquía se veía llegar.
Siempre había un nombre JOSE LEON, aun recuerdo a mi madre con lágrimas en los ojos y con mucha vergüenza después de cada reunión, ella era la coordinadora de padres de familia, yo era un agitador temido por el colegio, sin embargo las lágrimas de mi madre no fueron en vano, entendí que también puedo crear dolor a quien más me quiere, eso es una de las cosas que aún me reprocho, pero mis ideas siempre fueron claras, mi lucha no era en contra de ella. No pasó mucho tiempo para que mi expulsión fuera un hecho, sin embargo las cosas cambiaron y lo sé, creo que no fue en vano mi lucha y es que siempre me comprometí conmigo y con los míos.
Había tomado un rumbo, esas canciones que oía allá por el 92 no tenían punto de comparación con el punk mas crudo, patadas y empujones en algún local barranquito, podía desfogar toda mi rabia y frustración casi sin darme cuenta, aprendí que las canciones van más allá del acorde, de la politonal, del riff o del punteo, llevaban letra y ¡que letras!, nunca antes me sentí tan identificado con las canciones, llevaban mensajes sociales, de dolor, de decepción, de lucha, era lo que necesitaba aunque me sentía en parte vacío.
Allá por inicios del 99 me vi más involucrado en la razón de las cosas conocí otras músicas, otras letras, mas pausadas, más tranquilas y más comprometidas con el por qué de las cosas o mejor dicho con la razón de la existencia de seres como yo, esto trajo cierta calma cierto análisis de la vida y a su vez trajo más preguntas, por lo menos lograba mantener un equilibrio.
La paz duró poco, nuevamente conocí la rabia y el dolor de la manera más cruda e insensible, la indiferencia de las personas que quería, que amaba llegó y con ella todo empezó denuevo, recordé aquellas épocas de niño, aquellas decepciones, ese dolor tan traicionero que hace tiempo no conocía y que aún no logro eliminar, los años vuelan y ya estaba fuera de la universidad directo a enfrentar el mundo real, dicen que el trabajo dignifica el alma pero lo único que hizo fue pudrir mas mi corazón, me lleno del odio más infame que puede haber existido al ver la injusticia y vivirla en carne propia, ¡que porquería! Me ha seguido desde la niñez, pero esto es la vida misma, así como fue en el colegio también fue en el trabajo, no duraría mucho, me entregué a lecturas “rojas” a idealismos más radicales a pensamientos más tajantes y tercos pero pude sobrevivir con esto, a veces era un aliado poderoso.
Comprendí que ese ser de comportamientos extraños era una salida de todo, una explosión de dolor, ya era una persona, mas bien, otra persona, yo había tomado el control en momentos de lucidez, pero esto parecía un juego llamado Jeckill y Mr. Hyde y es que cuando uno come rabia vomita rabia, la cosa es saberla manejar.
Si, aún sigo con esta rabia, esta frustración, la conocí disfrazada de ilusión y de amor, la comprendí de forma moral y social, la controlé con la razón pero sabemos bien que esto es como un circuito, siento rabia, la rabia de la desilusión, la rabia, de la explotación, la rabia del miedo, la rabia de la cobardía, de pensar lo impensable, de hablar lo que no se debe.
La rabia mi gran vocación, mi caramelo más amargo y la bilis más ácida, el dolor mas profundo, si, las cosas graves han pasado pero ya no puedo hacer nada, ha vuelto a despertar más inclemente que nunca, me consume, me corroe, me infecta, me destruye, se ha podrido mi poesía.
Aún no hay una respuesta a lo que siento pero esta claro, esta vez la rabia cae sobre un secreto que duele, sobre el pensamiento más impuro y el deseo más ingrato, esta vez me siento un desgraciado ¿Qué me está pasando?, no puedo controlar mis impulsos y menos el sentimiento, mi corazón está dispuesto a ver nuevamente el lado amargo de la vida, pero aún no lo se, no se que es lo que puedan decir, pero bombea sangre negra llena de inconformidad, llena de dolor y confusión, y es que para mí era un secreto a voces pero darlo a conocer puede causar que otros inicien un camino tan turbio como el que hasta el momento he recorrido, no lo se.
El sentimiento se alimenta del miedo que tengo y de la confusión, tal vez solo sea eso y desaparecerá nuevamente, pero cada letra es una daga adictiva, soy adicto a la rabia, se que es mi combustible, se que es mi alimento, se que es mi vocación, pero siento que si no desaparece, esta termine por consumirme y convertirme en un ser despreciable, aún me queda algo de humanidad pero eso que me mantiene humano es tan oscuro que puede ser una causa de guerra, aun siento que hay algo mal, una parte de mi piensa que es traiciona mis ideales, la otra piensa que es algo que el destino ha puesto para que se realice, por que así fue escrito y así fue arado el camino, las cosas se dan así el conflicto es muy fuerte y quisiera partirme en dos dejando a mi alter ego lejos de esto.
No miento si digo que esta vez quiero hacerlo bien, que quiero hacer las cosas como deben de ser y alcanzar la paz, cierta paz que hace mucho me hace falta y que merezco, tal vez no lo vean así pero por lo menos quiero gritar y pensar que por lo menos lo intenté y morí en el intento aunque esto sea un arma de doble filo, esta bien, nadie sabe lo que pasará y menos los que me rodean porque esta rabia tarde o temprano terminará por consumirme hasta el momento que sea prudente decirlo.
Si, la rabia no se puede ocultar, creo que seguiré siendo el hipócrita que soy hasta saber cuanto puedo contenerla y como puedo borrarla. Esto comenzó por explicar de donde viene todo y terminara sin encontrar una razón aparente a la actual situación, en el inicio di a conocer muchos aspectos que antes no me atreví a decir ni a contar, siento que he contado solo el 5% de la rabia, hablar, hablar y hablar, pero siempre con palabras escritas, no me atrevo a decir nada y eso me deprime o en todo caso la alimenta, la convierte en algo mas fuerte pero así es la vida de alguien marcado a seguirla de la forma más difícil, alguien que se cuestiona en todo momento, me relajaré con las canciones.
Hace un momento salí a fumar un cigarro, quiero pensar que puedo decir o como es que puedo aplacarla pero no puedo, siento que me desvanezco en su inmensidad, pienso en una canción, en aquella que dio inicio a todo pero también pienso en otra, la que me puede dar la respuesta……”por que no te conocen ni te sienten”, sigo caminando en solitario.
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